Manifesto 2020. Primera edición Casa de Lava.

Texto escrito por Marta Selva Masoliver


Ante la sofocante luminosidad de la sociedad del espectáculo una invitación como la que propone la Casa de Lava es una suerte de terapia oportuna para para resetear el trabajo con la imagen y el cine. Poner en off las retinas hiperestimuladas y por exceso de luz, cegadas. Recuperar, previo paso por una si se quiere metafórica y voluntaria oscuridad y también silencio, la visión afinada y la actitud de escucha que nos permita volver a participar de la luz que emiten las casi extintas luciérnagas reclamadas por P.P.Pasolini. Las luciérnagas como imagen de los destellos de verdad que a veces entrevemos en medio del ruido visual y sonoro invasivo y alienante. Frente al exceso y la saturación, dieta visual y relación reinaugurada con la imagen. Frente a la palabrería y la verborrea publicitaria, la escucha necesaria para desviar los decires sobre el cine de la autopista del comentario Blockbuster.

Inspirado en el trabajo homónimo de Pedro Costa, el foro que se propone levantar Casa de Lava busca reencontrarse con lo físico, lo humano y la permacultura histórica de un espacio en base a una concepción del cine como trabajo de lectura, ex ante y ex post. Lectura previa a ras de suelo para extenderse a una escritura consciente de la historia que lo físico desvela. El espacio, el territorio como significante alejado de la acepción de “decorado de exteriores”, sea noche, sea día. La propuesta: abrir los ojos y propiciar los encuentros y la relación conversacional que permita las preguntas entorno a cómo y si es posible un cine que permeable al espacio y a su historia como huella imprescindible para comprenderlo y no necesariamente poseerlo como pretenden imponer los que sobre ellos proyectan núcleos habitacionales insostenibles llamados urbanizaciones y que son letalmente ahistóricas. Casa de Lava se propone espacialmente como una reflexión convivencial a cielo abierto, relacional, horizontal e interdependiente de los múltiples sentidos y significados que emerjan en los diálogos con la materialidad fílmica.

Diálogos que poniendo en juego perspectivas transversales como la ecología, el feminismo crítico, la economía, las políticas del arte visual o sonoro etc, están, por encima de todo, en la negociación respecto del goce o contra goce estético como política.

Conversar holísticamente sobre el cine desde la producción misma del film hasta las formas de programación y exhibición como ejercicio para reencontrarnos con el respeto hacia una participación espectatorial activa. Frente a los programas/listas confeccionados bajo el criterio de la exhaustividad compulsiva o por oportunidad comercial , ejercitar el rescate también del diálogo interfílmico que debería presidir el trabajo de programación entendido como narración expuesta, campo del encuentro de sentidos, ejercicio de restitución significante y de re-vuelta hacia lo fértil de la conversación entre textos.

Y por si las luciérnagas que reclamaba Pasolini no acabasen de aparecer ess días de luna nueva, que también podría ser, que si al menos podamos asumir la actitud de la que hablaba Joan Salvat Papasseit, en su “Fulla de subversió espiritual” (1917): “sigueu almenys cada u de vosaltres una cuca de llum”.

Pensares entre paisajes y su representación las memorias orgánicas ¿Qué hacer con el cine y cómo reencontrarnos con las palabras que pueden nombrarlo?


           

Les trobades de no-ficció en camp obert, no la pel·lícula.
Los encuentros de no-ficción en campo abierto, no la película.
The non-fiction encounters in the countryside, not the movie.
 
MAS MAURICI

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